El 24 de mayo de 2014 aterricé en London Gatwick con una mochila Quechua como equipaje de mano, tan llena como el reglamento de Vueling se lo permitió (de hecho, un poco más, pero no lo comprobaron). Estoy aterrorizado: ciudad nueva, lo más lejos que he estado jamás de mi casa, solo, sin saber qué va a ser de mi verano.
Pero uno no está perdido mientras tenga objetivos. Los míos eran:
- Mejorar considerablemente el inglés.
- Recorrer las calles y los museos de la City.
- Hacer algo de audiovisual para no perder el hilo.
- Encontrar trabajo para volver a casa en números verdes.
El primer mes encontré un trabajo como Kitchen Porter para mantenerme mientras recorría las calles y los museos de la ciudad, pero finalmente durante los dos últimos meses he estado trabajando como Bar & Floor Staff en Goodman’s Field, un pub de la cadena J. D. Wetherspoon (casi 1.000 pubs en todo Londres), en el que he podido tener mi primera experiencia en el sector, a la par que mejoraba mi inglés al pasar tantas horas al día tratando con los clientes y los compañeros. Con el sueldo, además, he podido pagar el alquiler (no-barato), el transporte (me río ahora del de Barcelona) y volver a casa, como me propuse, en números verdes.
Mientras tanto, he colaborado con la empresa Industrial Design Consultancy (IDC), ubicada a las afueras de Londres. He realizado una pieza audiovisual acerca de un producto que están desarrollando para la prestigiosa empresa de telecomunicaciones Quantel. Espero poder colgarlo en breve.
En resumen, vuelvo a mi ciudad con cientos de historias a mis espaldas, un buen nivel de inglés y muchas, muchas ganas de seguir avanzando en esta aventura que está siendo mi vida desde que terminé la universidad.